A menudo cuando se habla de obras de arquitectura que incluyen el concepto de reciclaje y sustentabilidad, se visualiza una morfología signada, justamente, por la metodología de reciclaje utilizada. Por el contrario, muchas veces cuando se realiza una arquitectura propositiva en materia estética, con una búsqueda formal y espacial, toda decisión constructiva tiende a fortalecer esta búsqueda, sin lugar para otras consideraciones de tipo ecológico, económico, de racionalidad constructiva, etc. El desafío es, entonces idear sistemas constructivos ecológicos, que a la vez permitan flexibilidad y libertad en el diseño de la obra.


La premisa de este proyecto parte de una identidad formal muy fuerte, y una búsqueda espacial que incluya hormigón a la vista con planos de techo continuos, es decir, donde no se vean vigas colgadas de las losas. La mejor manera de lograr esta premisa es, justamente, realizar una losa sin vigas, pero este tipo de losas, si se hacen macizas, llevan un volumen enorme de hormigón, y una gran cuantía de hierro, volviéndose anti económicas para la realidad que tenemos en Argentina hoy, además de parecer un despilfarro de recursos, desde el punto de vista de la ecología. Había que alivianar las losas, para cumplir con el objetivo estético, sin ir en desmedro de lo económico y ecológico. Y entonces decidimos redoblar la apuesta: que el sistema utilizado para alivianar las losas, se hiciera a través del reciclaje. De ahí la idea de utilizar botellas de gaseosa. Esto derivaría en losas de 18 cm de altura, de gran capacidad portante e inercia, y al estar rellenas de “burbujas” de aire, logradas con botellas, tendría además un buen coeficiente de aislación térmica y acústica.
.El sistema consiste en “empaquetar” las botellas en grupos de a 3, juntándolas con cinta de embalar, y colocarlas entre dos mallas sima de hierro, dejando “calles” de 12 cm entre paquete y paquete, generando así una suerte de “casetonado” interno.


Además de los beneficios mencionados, el sistema facilita varias tareas en cuanto a la mano de obra, ya que no hay necesidad de encofrar y armar vigas. Solamente hay que convencer a los operarios de que funciona…! En cuanto a las particularidades constructivas, es necesario dejar espacios sin alivianar en los puntos donde llegan las columnas, que funcionan como capiteles macizos. También es muy importante atar la malla superior al encofrado, para evitar que las botellas, que están llenas de aire, floten en el momento del llenado de la losa. Tanto el tamaño de los capiteles como las secciones de hierros y los refuerzos a utilizar fueron calculados por un estudio de ingenieros.
Por lo demás, se utilizó hormigón con superfluidificante, y bien vibrado al momento de llenar, para que no queden nichos sin llenar en la losa.


En partes de la losa que constituyen terrazas, se realizó un llaneado con “helicóptero”, quedando la superficie totalmente terminada, impermeable y transitable en una sola operación, ahorrando de esta manera materiales y recursos.
.El resultado: losas de hormigón a la vista, resistentes, aislantes y sin vigas que invadan el espacio. Y de paso, reciclamos los residuos resultantes del consumo de gaseosa de alrededor de 40 familias durante 4 meses, y también los envases desechados por 3 salones de fiestas durante ese mismo lapso.


Arq. Nicolás Arrúe